“Fileon, hijo mío, tengo una buena noticia para anunciarte. Aunque nuestro señor Feyn haya perecido en su lucha contra las fuerzas del caos un nuevo dios se ha alzado para devolver el orden a nuestra nación y restaurar su antigua gloria. Este dios ha estado a tu lado cuando luchabas contra los infieles y ahora te ha nombrado como su elegido para liderar a Ustilus. Ahora que las fuerzas de la oscuridad buscan acabar con nosotros debes hacer caso a la llamada del destino y alzarte como el glorioso líder que Ustilus siempre se ha merecido.”
Basileos Varailogos fue sumo sacerdote de la Iglesia de Feyn desde el año 4000 hasta 4010 y ocupó el mismo puesto en la Iglesia del Heredero desde 4010. Hermano del emperador ustilés Stepanos, Basileos ascendió como sumo sacerdote tras la muerte de Feyn y durante su mandato emprendió una profunda reforma en las instituciones eclesiásticas para adaptarlas a la situación presente. Tuvo una relación particularmente estrecha con el Gran Maestre Fileon, ya que ayudó a criarle cuando era un niño y estuvo ahí para aconsejarle en sus momentos más difíciles.
No obstante, bajo esta bondadosa fachada hay un hombre manipulador y ambicioso quien lidera en secreto al culto al dios demonio Sek-Tebos, una poderosa secta que cuenta entre sus filas a numerosas figuras influyentes del imperio y busca controlar a Ustilus desde las sombras. Tras la guerra con Arshalán Basileos anunció que un nuevo dios había surgido como heredero de Feyn y formó una nueva religión conocida como el culto del Heredero, convirtiendo a Fileon a esta fe e incitándolo a hacer un golpe de estado.
Con Fileon en el poder el culto del Heredero se pasó a ser la nueva religión oficial sustituyendo a la iglesia de Feyn y Basileos se convirtió en el consejero más poderoso del nuevo emperador, influenciando sus decisiones y corrompiéndolo progresivamente. Lo que nadie sabe es que el supuesto heredero de Feyn no es más que Sek-Tebos bajo un nuevo nombre, un magnífico engaño que ha puesto al emperador de los infiernos como señor del imperio más poderoso de la humanidad.
Basileos nació como el segundo hijo del respetado emperador Lysandros. Desde su temprana infancia destacó por su inteligencia prodigiosa y mostró una inclinación poco común hacia las amistades inusuales. Su relación más notable se forjó con Pandeshar, un niño desfavorecido de las calles de Temash con quien se cruzó por casualidad cuando este intentó robarle. A pesar de sus orígenes dispares, Basileos apoyó a Pandeshar en sus estudios, un gesto que sentaría las bases para eventos futuros de gran trascendencia.
El joven Basileos dio un giro en su vida al ingresar en la Iglesia de Feyn, donde rápidamente destacó por su aguda inteligencia y un conocimiento teológico que sobrepasaba las expectativas. Su devoción religiosa le brindó una perspectiva única sobre el mundo y la espiritualidad, lo que lo convertiría en una figura influyente en los círculos religiosos de su tiempo.
Sin embargo, su sed de conocimiento no se limitó únicamente a los confines de su fe. Basileos se embarcó en un apasionante viaje hacia el pasado, explorando los misterios de la antigua civilización de Nekthys, un gran imperio Feynista que se desvaneció hace siglos. En compañía de su fiel amigo Pandeshar, Basileos emprendió varias expediciones al desolado desierto en busca de respuestas sobre Nekthys. Estas exploraciones no solo le proporcionarían un profundo entendimiento de la historia perdida, sino que también lo llevarían por un sendero oscuro hacia un destino que, por aquel entonces, nadie podía prever.
Un hito crucial en la vida de Basileos se produjo durante una arriesgada expedición al desierto en busca de los secretos de la antigua civilización de Nekthys. En un giro inesperado de los acontecimientos, Basileos y su inseparable compañero Pandeshar se encontraron activando un misterioso portal en el interior de un templo Nekthysiano. Este portal los arrastró hacia una dimensión desconocida, donde se encontrarían con un destino inimaginable.
En ese nuevo mundo, Basileos fue recibido por seres que parecían ser los antiguos Nekthysianos, una civilización que había desaparecido hace siglos. Lo llevaron ante su dios, en un evento trascendental que cambiaría para siempre la vida de Basileos. Pandeshar, en cambio, fue considerado indigno y obligado a quedarse atrás, separándose de su amigo en ese momento crítico.
La conversación exacta entre Basileos y el dios de los Nekthysianos sigue siendo un misterio, ya que nunca se ha revelado en su totalidad. Sin embargo, según el relato de Pandeshar, lo que ocurrió en ese encuentro cambió para siempre a Basileos. Se cree que Basileos descubrió un oscuro secreto durante esa conversación, un secreto tan profundo y perturbador que lo llevó a renunciar a su fe en Feyn, la deidad a la que había servido y adorado durante gran parte de su vida. Este descubrimiento marcó el inicio de un oscuro y siniestro camino que lo llevaría a tramar la destrucción de Feyn mismo.
A partir de ese momento, los vínculos entre Basileos y Pandeshar se desvanecieron, ya que Basileos se sumió en un enigma profundo, alejándose de su antiguo amigo y sus conexiones pasadas. Se cree que Basileos entró en contacto con la secta de Sek-Tebos y, gradualmente, comenzó a acumular más poder y ascendencia dentro de ella. Este periodo posterior a la expedición al desierto permanece envuelto en un misterio denso, y las actividades de Basileos en ese tiempo siguen siendo en gran parte desconocidas.
Basileos, oculto tras una fachada de devoción y servicio a las deidades, tejía una compleja red de manipulación desde las sombras, llevando a cabo acciones que marcarían un sombrío capítulo en su historia. En esta época creó una unidad militar secreta que respondía exclusivamente a sus órdenes, actuando como una extensión de su voluntad. Esta unidad le brindaba el control necesario para llevar a cabo sus planes con sigilo y eficacia.
Un giro siniestro en su relación con Pandeshar se materializó cuando descubrió que este último estaba involucrado en experimentos humanos. Sin dudarlo, Basileos envió a su unidad secreta para capturar a Pandeshar, llevándolo a una base secreta donde se le obligó a trabajar en un proyecto mágico altamente clasificado que involucraba sus conocimientos en la ligación extraplanaria.
El proyecto en cuestión culminó en el año 4000, el mismo año en el que murió la deidad Feyn. No se sabe con certeza si aquello que desarrolló está involucrado con la muerte de Feyn, pero las coincidencias son inquietantes y Pandeshar afirma que descubrió una manera de ligar la esencia de los dioses. Tras su finalización, Basileos se aseguró de que todos los involucrados en el proyecto desaparecieran o comenzaran nuevas vidas, borrando cualquier rastro de su existencia.
Basileos aprovechó la oportunidad que le brindó la muerte de Feyn para llevar a cabo un elaborado plan de infiltración y expansión de su influencia. Fingiendo ser el dios Sek-Tebos, comenzó a contactar a numerosos individuos, atrayéndolos hacia su secta y manipulándolos a su voluntad. La secta empezó a ganar enorme influencia dentro de la iglesia de Feyn y tras la muerte del sumo sacerdote en el año 4000 Basileos ascendió a dicho cargo, convirtiéndose en una de las personas más poderosas del imperio.
Para lograrlo, ordenó a su secta colaborar en secreto con Madeleine, una jugadora clave en su estrategia. Juntos, pusieron en marcha una operación encubierta para capturar al líder del Pacto, Laicon. Esta audaz maniobra se llevó a cabo con el objetivo de debilitar y subyugar a la organización, y allanar el camino para su toma de control.
Basileos luego se presentaría ante Laicon en el momento en que este se encontraba en prisión y enfrentaba la perspectiva de su ejecución. En ese crítico encuentro, le ofreció a Laicon una propuesta intrigante: la oportunidad de fingir su propia muerte y evitar la ejecución a cambio de ponerse a su servicio. Laicon, a regañadientes pero quizás sin otra alternativa viable, aceptó esta proposición, lo que aseguró la lealtad forzada del líder del Pacto a Basileos.